2/7/11

Cientos de miles de horas

En una distancia de 500 metros, la que comprende la zona entre la Plaza del Teatro y “Las Golondrinas”, hay más de 40 cámaras de video vigilancia. Prácticamente no queda un solo rincón que no sea barrido por el campo de visión de una de ellas. La colocación de estas máquinas ha generado y sigue generando controversia, ya que se cuestiona su necesidad y/o eficacia. Sea visto desde una perspectiva de seguridad para el ciudadano, o como una herramienta de control, el hecho de que tengan que instalarse pone de manifiesto una anomalía en el buen funcionamiento de la sociedad.

Lo que a menudo se desconoce es que muchas de ellas no funcionan, que siempre deben estar indicadas con carteles informativos y que el ciudadano tiene derecho a pedir aquellas grabaciones en las que aparezca. Todo el fondo audiovisual generado ocupa un espacio físico que debe vaciarse periódicamente. Según el organismo propietario de la cámara, ya sea una entidad privada, institucional o pública, estas imágenes tienen una vida máxima de 30 días. Estas grabaciones ofrecen pocas veces una seguridad instantánea ante un delito, puesto que normalmente se trata de un documento para la investigación posterior. Aun así, según la Scotland Yard, sólo una de cada mil cámaras se utilizará para éste fín.

El resultado son cientos de miles de horas de grabación de una cotidianidad que nadie ve. Las cámaras pueden grabar cómo le roban la cartera a un turista, e incluso cómo se produce un asesinato; pero registran también el primer beso de una pareja, el tránsito arriesgado de los camareros, el ir y venir incesante de los rambleantes. Así, cada uno de nosotros danza su rutina formando parte de un registro efímero de la ciudad.


Teresa Cots, Gal·la Miserachs, Ariadna Solsona



Mapa correspondiente a la sección final de la
Rambla de Barcelona 2011

VÍDEO CÁMARAS
ZONA VÍDEO CONTROLADA